viernes, 18 de diciembre de 2009

Instrucciones para viajar en metro

Desde donde se encuentre, intente llevar calzado cómodo si es su primera vez, puede pasar largos periodos de pie, los tacones deben ser materia de las expertas. En lo correspondiente a este sexo, prefiera llevar ropa holgada, lo ajustado llama la atención de los pasajeros y puede ser víctima de miradas indiscretas o, si las condiciones espaciales lo permiten, tacto incómodo.

Al ingresar al metro, se recomienda dejar salir antes de entrar. Lo usual es esperar cinco segundos, si la totalidad no ha terminado de descender, forme posición de mole y firmemente ingrese al vagón con la certeza de que quien no fue rápido y hábil para salir, estará condenado a regresar en la próxima estación por haberse puesto en su camino.

Use una cantidad considerable de desodorante, el calor puede estimular en demasía las glándulas sudoríparas. No transporte nada de valor en sus bolsillos inmediatos aún si por la cercanía parece imposible de dejar de percibirlo. Intente no transportar equipajes muy grandes o pesados, de ser así, cuide sus modales y no olvide el “perdón” al golpear al otro.

Si tuvo una noche larga y la suerte le permitió conseguir un lugar para sentarse, abrace a manera de oso sus pertenencias, acomódese a su conveniencia, sin tomar otro asiento, y disfrute del calor humano, digno de la más gruesa cobija de pluma de ganso.

Cuando el tren se detenga constantemente, tenga paciencia, los ingenieros estarán trabajando para remediar la falla; en realidad, eso seguramente no suceda, tardará mucho tiempo en llegar a su destino y el aire caliente puede causar claustrofobia; sin embargo, se le insiste por su bien, tenga paciencia, eventualmente estará donde desea.

Otros aspectos que deberá tener en cuenta y en los que se recomienda ser paciente, son, por ejemplo, los vendedores ambulantes, cuide de sus oídos cuando pasen con su bocina a todo volumen junto a usted. Cualquier necesidad de consumo, puede ser satisfecha en el metro: la más amplia variedad musical en distintos formatos, pastillas para el mal aliento, sopa de letras con pluma respectiva para el ocio, un paquete “escolar” con pluma azul, roja y negra además de un lapicero, fórmulas para no forzar a la memoria a recordar matemáticas…

Si es usted un alma caritativa y doliente, evite gastar todo su cambio con el primer limosnero, racione su cambio y conserve hasta el final de su viaje o nunca se sentirá totalmente satisfecho de ayudar al prójimo.

Finalmente, una vez cerca del lugar al que se dirige, procure aproximarse a la puerta con anticipación y mantenerse en el medio para permitir que por los lados entren. Cuando el tren se detenga y encuentre frente a usted a esa persona nunca dispuesta a permitir el paso a otra en el centro de las dos puertas, prepárese para la lucha campal, será su salida o el ingreso del otro, usted decida. En cuanto las puertas sean abiertas, de un primer fuerte paso con el cual empujarlo de regreso sea prácticamente imposible.

Una vez fuera, estará, literalmente, del otro lado. Disfrute el viaje.

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