sábado, 21 de agosto de 2010

La belleza del intelecto

Es un atractivo que rebasa una cara o cuerpo catalogados en el imaginario colectivo como “bonito”. Libre de espejos y superficialidades. La única belleza sin ataduras a las leyes físicas del tiempo. De ademanes interesantes, miradas profundas, verbo inteligente y comportamiento amable. Imposible de demostrar en el positivismo de una fotografía para someterla al escrutinio social.

Encontrarse con ella es como un libro cuya pasta resulta irrelevante frente a las reflexiones profundas y aleccionadoras que contiene. Un estuche atractivo por auténtico, pero relegado ante lo deslumbrante de su contenido.

Es el estilo que sólo da el bagaje cultural.

La belleza del intelecto escapa a las verbalizaciones comunes del lenguaje coloquial. Indefinible del todo, pero real y absoluta.

Acompaña a quien la posee como un estilo de comportamiento: la sabiduría de reírse de sí mismo; los comentarios oportunamente expresados. Construcciones tan complicadas como lo explicado y, al mismo tiempo, tan precisas que facilitan el entendimiento. Implica la humildad de quien no espera el elogio ajeno a pesar de, quizá, merecerlo.

“La estupidez no es atractiva” dijo un crítico de teatro que recalca una característica: a los ojos de quienes comparten la condición, la mirada se apunta en un blanco estudiado más allá de la elementalidad.

0 comentarios:

| Top ↑ |