jueves, 30 de agosto de 2012
Testimonio sobre Mariana
A Mariana la conocí de la única manera posible: trabajamos juntos. Es un animal de trabajo. Está en todas partes; se involucra y siempre se llena de actividades. Pareciera que alguien le enseñó el trabajo como un refugio, si algo le duele, acepta otro empleo. Nunca la verás en viernes en el bar con los compañeros.
Es interesante salir con ella, siempre está preparada para pagar, no descubro si es genuino o lo hace para probarte. Ella dice que no tiene problema con ser proveedora, se cree muy progresista con respecto a los roles de género, pero yo la veo tradicional.
Mariana tiene una referencia muy marcada: sus abuelos, siempre habla de lo que pensarían, de sus expresiones. Habla de su abuelo como el hombre que más la ha querido. Sé que le gustan mucho los búhos porque su abuelo los coleccionaba.
Por regla general controla el temperamento, pero es muy necia. La he visto discutir con el jefe y no descansar hasta demostrar que tiene la razón. Está muy acostumbrada a hacer su voluntad porque es hija única, es una consentida.
Cuenta de su infancia que nació adulto, trepar por árboles, salir en bicicleta, correr hasta el cansancio, no fueron escenas de la niñez, porque no tuvo compañeros, sus amigos de la escuela, también eran hijos únicos con vidas de adulto, según dice.
Una vez le pregunté qué se siente no tener hermanos. Me ha dicho que no conoce el sentimiento de querer a alguien sólo porque lleva tu sangre. Parece ser que desde que su abuela murió y toda la familia se hizo a un lado, Mariana no cree en los parentescos de sangre y considera como su único núcleo vivo a sus papás.
Ahí hay otro punto interesante. Se ve que Mariana quiere muchísimo a sus papás, pero tiene una complicidad excepcional con su madre, su opinión pesa y le consulta lo trascendental. Aunque al final haga su voluntad.
De Mariana y los hombres no hay mucho por decir, sé que tiene pretendientes; creo que sale con alguien, pero es muy reservada, no se le conoce ningún novio, ni es de la clase de mujer que anda de la mano con alguien todo el tiempo. A las fiestas de la oficina, cuando todos llevábamos pareja, nunca se acompañó de nadie.
En una comida, una vez platicamos sobre los celos; Mariana dice que son instintivos, animales y que es imposible no sentirlos. Un día Mariana me dijo en confianza: yo soy como un macho: mi mamá es sagrada, soy celosa y territorial.
No la he vuelto a ver desde que cambió de trabajo. Una vez intenté invitarla a comer y me dio largas como tres veces. Desistí. Todo lo que sé de ella, es lo que viene por los chismes.
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