miércoles, 24 de febrero de 2010

Jacarandas: un oxímoron

¿Ha visto usted un árbol de jacaranda o jacarandá, como lo registra la Real Academia?
Seguramente sí, pero ¿se ha detenido a observar el árbol detenidamente?
Si alguien quisiera hurgar en mis razones para la gerontofilia, quizá diría que estoy enamorada de mi papá al más puro estilo freudiano o concluiría en el origen de mi naturaleza adulta: el entorno de mi infancia.

Me he detenido a observar estos árboles, los cuales se han convertido en mis favoritos. Disfruto del tiempo en que me recuerdan un poco al atractivo de los mayores: los jacarandas tienen dos épocas del año. Cuando su follaje es verde, no suele tener esas flores color lila tan características, y cuando su tronco y ramas lucen secos, visten de morado su copa.

El oxímoron es una figura retórica en la que dos palabras con significado racionalmente opuesto, se utilizan juntas para enfatizar algo de manera poética. Los jacarandás (como aparentemente es correcto llamarles) son contradictorios frente a otras plantas, aquellas que mientras están en primavera, son verdes, frondosas y llenas de frutos.

Así son los jacarandás: un oxímoron, un árbol que cuando luce más seco, se llena de flores en una tonalidad entre azul y morado. Así, como en la vejez.

1 comentarios:

Alejandro Saldívar dijo...

Que padre, me gustan tus historias geríatricas :) Justo hoy veía un árbol así ...

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