domingo, 11 de abril de 2010

Crónica de una visita a Papantla

Quién sino mi tóttem me explicó por primera vez quiénes eran los voladores en el argot periodístico y por qué se les llamaba así: los voladores de Papantla.
Los periódicos voladores encuentran la noticia donde no siempre la hay. Su criterio informativo se encuentra “el grueso de la población”, como me dijo el mismo corrector. Porque el grueso de población es de pobres, dicen las estadísticas, la mirada del corrector y el estilo del diario; hacen lo que don Raúl Trejo llama “prensa marginal”.

A Papantla llegué un poco nerviosa, sabía cómo son en los ambientes tan masculinos, hay que saber comportarse a la altura, la que se sonroja pierde y yo no sé controlarme el color de las mejillas.

Sucedió desde la llamada para solicitar la visita, “uuuuuuuuuu… le llama una estudiante”. En recepción, las miradas recorren a “la nueva” de los pies a la cabeza. “Mala idea usar blusa escotada hoy”, pensé.
--¿A quién busca?—pregunta el vigilante con desconfiaza
--Tengo una cita con ****
--A ver… [marca el teléfono de recepción] Oiga *** está aquí una señorita que viene a verlo… Que pase, es el quinto piso

Cuando las puertas del elevador abrieron, el quinto piso tenía la apariencia normal de una sala de redacción en sábado, escritorios con computadoras, algunos vacíos, una característica: ni una mujer. Pregunto a un joven que habla por teléfono por la oficina de ****.
--¿Sabe que vienes?
--Sí, tengo una cita

Va y vuelve por mí
--Dice que pases

La entrada a la oficina es dos hombres dialogando en un escritorio: “ella es Mariana Torres, estudia periodismo en CU”, dice uno al otro, “mucho gusto”, respondo. A espaldas del escritorio de *** una botella de Buchanan´s y una mesa con reptiles de todos los materiales inorgánicos imaginables: plástico, nylon, látex…

**** me escolta a la sala de juntas donde hablaré con --- de corrección. El camino son fotografías de “los jefes” con distintos personajes de la política y el deporte: boxeadores, sindicalistas, asambleístas, actores, cantantes y “actrices” de la televisión comercial.
--¿Puedo preguntar por qué la colección de reptiles?—cuestiono para recibir una respuesta amplamente detallada, que permita romper la incomodidad…
--Porque me gustan

--Él es --- de corrección, es profesor de la Facultad de Estudios Superiores de Zaragoza—dice **** para hacerme notar su amplia formación profesional.
--Mucho gusto, Mariana Torres
--¿Cuánto tiempo tomará la entrevista?—pregunta ****
--Unos 20 ó 30 minutos solamente— respondo

--- de corrección me explica que en uno de los empleos posibles para mis compañeros y yo, trabaja un licenciado en Psicología con carrera trunca en Administración Pública, cuya plática es un somnífero, y se dedica a la formación docente de la FES Zaragoza, su trabajo llega “al grueso de la población” y usualmente nos brinda los mejores ejemplos de errores de gramática.

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