A Samuel y al Maestro
“sentimental, como los inútiles y los crueles”, Elena Garro
Nombrar es definir y las Marianas llevan la sentencia en el nombre.
Son peligrosas, excepcionales y, según parece, adictivas.
Llevan estuches misteriosos, personalidades diversas, pero el mismo temperamento. Deberían tener una etiqueta de advertencia.
Las Marianas suelen conocer su naturaleza y la aprovechan: son pequeñas tiranas. No es recomendable contradecirlas.
Acepten el consejo: las Marianas son peligrosas. Incorregibles, necias.
Parece que Elena Garro las condenó a ese personaje de sus testimonios; quién más tendría la puntada de ser mujer de Robin Hood; mudan de piel, cuenta celoso Fadanelli. Una Mariana le cambió la vida al Carlos de Pacheco.
Se está bien en los brazos de las Marianas, de ahí que sea tan difícil dejarlas ir, por eso muchos saltan de una en una, para no renunciar a la especie.
1 comentarios:
caray, mucha razón en eso de las tales marianas
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