lunes, 29 de agosto de 2016

La orfandad de la educación emocional

¿Con qué se corta las venas la chaviza? Lo pregunto con genuina ignorancia, porque supongo que  también les da mal de amores y encuentran a su patán(a) en la vida... 🤔


En mi familia había un ritual: cuando a una de mis primas le rompían el corazón, mis papás (que eran los más grandes y únicos casados de esa generación y, por tanto, los que poseían una casa en la que hacer desfiguros estaba permitido) les brindaban una fiesta generosa en pozole y tequila con canciones de Juan Gabriel, Lucha Villa y Paquita la del barrio para exorcizar al sujeto en cuestión. No lo volvíamos a ver.


Yo siempre he dicho que aprendimos a perder la dignidad con Álvaro Carrillo, a recuperar el orgullo con Lucha Villa y a quedarnos roncos con Juan Gabriel y Rocío Dúrcal.


Fue educativo en varios sentidos. Pedíamos por favor de la manera más atenta que nos dejaran en paz. Aprendimos que era mejor no discutir porque después de la primera discusión hay muchas más; a jurar por nuestra madre que nadie nos hundiría... También comprendíamos muy tarde cuando no debíamos amar y si los años se acumulaban, ya pensábamos no haber nacido para nadie más y haber sido un loco soñador nomás.


Hoy, varios años, matrimonios, hijos y divorcios después, estamos convencidos de que la costumbre es más fuerte que el amor y que el tiempo es un cruel amigo.


Ah, sí, mis papás todavía son aclamados por esas "reuniones".


El fin de semana escuché una letra de reggaetón que hablaba de "dar duro con el prepucio", y sonreí pensando que ante una letra tan explícita una invitación sugerente como "¿vienes o voy?" parece demasiado mustia.


Ahora bien. La sensibilidad a la música es tan personal que resulta incuestionable por qué las canciones de Juan Gabriel son tan llegadoras para nosotros o por qué el reggaetón se te mete por los intestinos, como dice Calle 13.


Para los millennials estuvieron los Back Street Boys, Britney Spears, Blink 182, Green Day, Simple Plan, las bandas Indie, Metallica... pero siempre guardamos un rincón de nuestro corazón para respirar por la herida con Juan Gabriel, Vicente y Alejandro Fernández (no lo nieguen).


Por esa razón, me intriga a quién recurre la generación Z en esos momentos de catarsis emocional: ¿la Arrolladora Banda Limón?, ¿Adele?, ¿Sam Smith?, ¿Camila? No me digan que además de sobrellevar la crisis social, de las instituciones, de la educación como la conocemos y la económica, les tocó la orfandad emocional de no tener con qué llorar un adiós.

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